jueves, 25 de febrero de 2010

Como una servilleta


  • Estás como yo cuando llegué a Madrid...como...- me decía mientras se llevaba las manos hacia el pecho una vez tras otra tratando de gesticular lo que pretendía decir.
  • Absorbiendo todo.
  • ¿Qué es absorber?

Tomé una servilleta del restaurante chino de comida de Harbin (capital de Heilongjian, una provincia al norte del país) donde estábamos cenando, la estiré y le dije: “¿ves que está blanca?”, “sí”, entonces la posé sobre un poco de salsa que había quedado en mi plato y el papel se tiñó marrón.

  • Eso es absorber. También se puede decir empaparse
  • ¡Ah!Sí, eso, todo te sorpr...n...
  • Sorprende.

Sí, me sorprende todo, me sorprende Beijing, me sorprende China y me sorprenden las personas que aparecen en esta aventura, mi aventura, como ella, Fan, la que me enseñó las primeras palabras en chino en Madrid.

Como si se tratase de mi servilleta, gracias a Fan el martes me empapé un poquito más de este país a través de sus ojos, los de una profesora, de sus palabras en un maravilloso español, las de una estudiante, y de sus gestos, los de una valiente que apostó por la lengua hispana y se marchó de su casa en Qingdao (Shandong, este de China) hace casi tres años para afrontar en la chulapa ciudad otra aventura, su aventura.

Más de tres horas juntas en las que, me atrevo a decir, aprendí más de la cultura china que en todo el mes y medio que llevo aquí. Sin duda, la tarde del martes, sin apuntes de por medio como en Madrid, paseando por mi barrio y disfrutando de comida tradicional me engrasó un poquito más los cinco sentidos para percibir todo lo que este país me ofrezca y hasta por un momento me agobié porque pensé que era imposible recordar todo lo que me estaba contando.

Y es que entre paso y paso y bocado y bocado aprendí que...

… los comercios y restaurantes chinos nunca cierran la puerta mientras permanecen abiertos, por lo que en su entrada ponen unas cortinas de tela gruesa o de plástico duro dividido en tiras anchas, o ambos, para impedir que pase el frío. Y al fin le encontré sentido.

… cada restaurante chino está especializado en la comida de una provincia de China, así, se pueden ver tres seguidos en una misma calle y en cada uno se encontrarán platos totalmente diferentes entre sí. Entonces entendí que no era absurda esta 'repetida ubicación'.

… hay una pregunta para conocer cuál es el origen de la comida que se toma en un restaurante chino. Fan me la apuntó en un papel en mandarín y en pinyin (la adaptación de los caracteres al alfabeto latino), así que, espero, ya no habrá ningún problema para al menos saber de dónde viene lo que se va a comer. “Zài zhè li wo ke yi chi dào shénme cài xì de cài?”

… el orden de la llegada de los platos a la mesa en un restaurante: primero los fríos, después los calientes junto con la bebida y los licores y para terminar el arroz, los rollitos envueltos en masa de trigo o los jiaozi.

… cuando algo se tiene que comer en la mano, hay que ponerse un guante de plástico con el que sostener la comida y así mantener la mano limpia cuando se termina con ese plato.

… “Come come”, te dice un chino con el que se comparte la mesa, se sigue comiendo y él se queda satisfecho.

… cuando se cena por primera vez en China con un nativo, éste se ofrecerá a pagar la cena y el extranjero no podrá aportar ni un yuan, por mucho que se insista. “Yo soy la anfitriona y siempre se hace así”, zanjó Fan.

… la mayoría de los chinos son muy delgados porque China era hasta hace poco un país muy pobre (ahora lo sigue siendo en algunas zonas) y la base de la alimentación era la verdura que los habitantes obtenían gracias a los cultivos que cosechaban en las tierras, no suyas, sino del Gobierno, y nunca comían carne, un alimento de lujo. La necesidad derivó en tradición.

… hay chinos que viven con 15 euros al mes, como los padres del novio de Fan, residentes de 70 años en un pueblo de la provincia de Hebei (noreste de China). Él recibe 10 euros al mes y ella otros 5 por parte del Gobierno a modo de pensión que emplean para comprar medicamentos y comen de lo que cosechan. Hasta hace un año esta ayuda no existía para ellos.
… los funcionarios que tienen más de un hijo, infringiendo así la política del “Hijo único” en China, deben abandonar su puesto de trabajo además de pagar una multa por tener más de un descendiente, ya que esta norma, impuesta hace aproximadamente 30 años en el país bajo la Ley de Población y Planificación, tiene como objetivo “poner freno al crecimiento demográfico” para evitar la escasez de recursos en el país más poblado del planeta.

… “la medicina china cura de forma muy lenta, pero sin dañar al organismo. Los occidentales tomáis medicamentos que os curan, pero que pueden tener efectos secundarios”, me explicaba Fan mientras yo observaba perpleja cinco grandes tarros llenos de diferentes mejunjes cada uno en base de alcohol, sus licores curativos.

… “Tienes que viajar por China para hacerte una idea de cómo es en realidad este país”, me sugirió Fan. Cierto. Cuando aterricé en Pekín mi maleta estaba cargada de objetivos que cumplir en tierras mandarinas y uno de ellos era viajar por este país, que es inmenso... tan sólo hay que mirar un mapa de China detenidamente para darse cuenta de ello...inmenso. Seguiré su consejo, para toparme con más rascacielos, observar a minorías étnicas y conocer cómo es la vida en el campo, entre mil sorpresas más que aguarda este gigante.

  • ¡Qué bien!- le decía sonriendo.
  • Sí...- sonreía ella también.
  • Qué fuerte- continué- la última vez que nos vimos fue en Madrid y ahora volvemos a estar juntas, ¡pero en Pekín!
  • Al final el mundo es como un pueblo.-
  • En España se dice “el mundo es un pañuelo”.-

Pedimos la cuenta, nos metieron la comida que había sobrado en unas tarteras (algo común en China y, por cierto, una gran idea) y nos dirigimos al metro, donde nos despedimos. Un abrazo, yo le doy un beso en la mejilla, ella a mí no porque no acostumbran, “que tengas buen viaje”, otro abrazo y otro beso, “escríbeme cuando llegues a Madrid para saber que estás bien”, el último abrazo y el último beso, éste otra vez sólo por mi parte, y nos miramos y sonreímos.

Es maravilloso conocer otras culturas, pero si lo haces a través de las personas la sensación se multiplica por infinito. Desde el martes siento que estoy un poquito más cerca del corazón de China, del que mis ojos occidentales me tenían muy distante hasta que llegué aquí.

Fan, gracias por todas las horas en mi casa y por esta tarde y Laura, gracias por conectarme con ella.

11 comentarios:

  1. Dan ganas al leerte de estar allí, de vivir esa velada entre las dos...
    Mil gracias periodista

    ResponderEliminar
  2. Bueno, son personas que te regalan un momento especial, te ayudan y te hacen ver el mundo y tu experiencia de forma diferente. más rica, son conversaciones y momentos que hacen única la experiencia, gente con la que quizá no hablarías si estuvieras en Madrid o conversaciones que no tendrías.
    es un regalo. Yo hoy me llevo el tesoro de haber comido con dos colombianas, un alemana, una holandesa, una mejicana, una argentina....y yo. todos en la misma mesa.
    te quiero mucho eva y es un placer poder encontrate te en chat. cada una en un apunta.

    ResponderEliminar
  3. hemos comido todos juntos, y no como en la línea 5 de metro de madrid....juntos de verdad.

    ResponderEliminar
  4. Qué alegría reecontrarme con Fan a través de tus palabras!!
    Y qué hermoso post. Sigue contándonos! Y, sobre todo, no dejes de empaparte.
    :)

    ResponderEliminar
  5. suena a bonito ese reencuentro!!!ojalá todos fuésemos como servilletas humanas y nos dejásemos empapar de lo que cada persona, sea mayor, pequeña o proceda de donde proceda nos tiene que aportar.
    como siempre, una delicia leer tus palabras.
    un besito

    ResponderEliminar
  6. ey pequeña....

    que suerte haber podido disfrutar de Fan...y que te haya dedicado un poquito de su tiempo para enseñarte más cosas...sin duda es una gran maestra...

    te mando un dulce beso desde Tenerife....como verás, desde cualquier rincón me acuerdo de ti...además acabo de soñar contigo...ya te contaré...

    te quiero pequeña,
    María

    ResponderEliminar
  7. Cómo me alegro que vayas absorbiendo poco a poco la cultura y costumbres del país.
    Qué relato tan bonito y bien contado Eva, al terminar te quedas con ganas de continuar leyendo el siguiente capítulo.. sigue empapándonos de todo lo que estás viviendo.

    Te queremos.

    ResponderEliminar
  8. Espero que estés disfrutando muchísimo de la experiencia!!!!!! Me ha gustado muchísimo lo que has escrito y gracias por compartirlo con nosotros!!! Un besazooooo

    ResponderEliminar
  9. Tuvo que ser genial la comida, qué envidia!
    Seguro que Fan no te contó que cuando vayas a Cobo Calleja entres en una meganave industrial y no digas nada. Compra y calla. Eso sí, te puede pasar como a tu novio y a mí que cuando creíamos haber entrado en el "mundo" una china nos preguntó en un perfecto español: ¿qué queréis? Fue enseñar billetes y callar. Y al pagar nada de facturas!
    Acojonante lo de los funcionarios con más de un hijo...
    Cuando he leído lo del "come come" he pensado que todas nuestras madres/abuelas/tias/etc en realidad son chinas con caretas a lo Misión Imposible.
    Más noticias!!
    Muchos besos
    Mateo

    ResponderEliminar
  10. Evaaaa, da gusto leerte, por como escribes, por lo que transmites y por los recuerdos que me traes. Comparte todo el tiempo que puedas con personas de allí, la experiencia es increíble y se aprende, como has visto, muchísimo. Sigue escribiendo y transmitiendo como tú sabes. Un beso.

    PD: ¿Estás ya preparada para nuestra primera conversación en chino? jeje. Besos!!

    ResponderEliminar
  11. Eva, como siempre, un placer leerte!! me imagino un encuentro super entrañable. Que suerte tienes!
    espero que seas como una servilleta de esas de doble capa super absorbentes que lo aguantan todo...
    BSS

    ResponderEliminar