“La décimo quinta noche de la octava luna del año chino era la fecha del festival del medio otoño, un festival dedicado a la unión familiar. Al llegar aquella noche, y de acuerdo con la tradición, mi abuela solía llenar una mesa de melones, pasteles y bollos bajo la luz de la luna. El motivo de que aquella fecha sirviera para conmemorar la unión familiar era que la palabra china que designa 'unión' (yuan) es la misma que se utiliza para referirse a algo redondo o intacto; asimismo, la luna de otoño suele presentar un aspecto espléndidamente esférico durante esta época. De igual modo, todos los manjares consumidos durante aquel día tenían que ser redondos”.
“Cisnes salvajes”, Jung Chang.
Las farolas aún no se habían encendido y la luna, una perfecta esfera, ya brillaba como nunca sobre los tejados de Beijing.
La luna, ese satélite que alimenta la letra de canciones, poemas y romances, pero que en esta ciudad no se deja ver, o mejor dicho, la contaminación no deja que se muestre salvo en contadas ocasiones.
En la noche de ayer la luna ganó la batalla, o más bien la dejaron ganar, y se impuso en un cielo negro, sin restos de polución. En la noche de ayer la décimo quinta del octavo mes del calendario lunar, que es el que rige la fechas de las festividades chinas, los que estábamos en Pekín contemplamos la luna más redonda del año en el mejor cielo nocturno pekinés desde enero hasta ahora. En la noche de ayer se celebró el Festival de Medio Otoño, que se festeja desde hace 4.000 años como símbolo de la unión familiar, la felicidad y el final de las cosechas de verano.
El espíritu de esta festividad se cuela en la vida de los chinos en forma de un pastel redondo, llamado “Pastel de Luna”, relleno de huevo y frutos secos semanas antes de que llegue la fecha señalada, día festivo nacional, y que suele celebrarse entre finales de septiembre y principios de octubre, todo depende de la luna.
Este espíritu y los Pasteles de Luna deben quedarse entre las cuatro paredes del hogar, porque en la calle ni se toca, ni se huele, ni se ve, en definitiva, no se siente, o al menos allá por donde caminaron mis pies. Al contrario que en la Fiesta de Primavera, cuando las calles vibran al son de los petardos y se inundan de farolillos rojos y los paisanos te felicitan el año nuevo, en el Festival de Medio Otoño sabes que es festivo por el simple hecho de que la mayoría de las tiendas están cerradas.
En cualquier caso, quede donde quede la esencia de la fiesta, esta celebración es la segunda más importante para los chinos en todo el año, después de la Fiesta de Primavera y antes de la celebración del Día Nacional, el 1 de octubre.
Y yo, que viví sin pena ni gloria esta fiesta porque como digo casi ni me enteré, sólo disfruté como una enana el día espléndido que hizo ayer tras semanas sin ver el cielo azul, me queda una duda. “... o mejor dicho, la contaminación no deja que se muestre salvo en contadas ocasiones... En la noche de ayer la luna ganó la batalla, o más bien la dejaron ganar...” Sí, eso lo he dicho yo en esta entrada porque son cosas que tienen que ver con mi cuestión. Tras semanas sin ver el sol, el pasado viernes comenzó a llover y no paró hasta la noche del martes. No paró. Y ayer, el festivo, hace un día que te hace llorar de la alegría. Qué casualidad ¿Lo habrán hecho otra vez?
Por Efe, 19/02/2010
La provincia de Yunnan (sur de China) lanzó 1.555 cohetes que provocan lluvia artificial con el fin de frenar el riesgo de incendios forestales durante la peor sequía que azota la región en los últimos 60 años, informó la agencia oficial de noticias Xinhua.
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La información no especifica cuál fue la sustancia utilizada por Yunnan para provocar la lluvia, pero una de las soluciones que el Gobierno chino emplea en estos casos es el yoduro de plata.
Este es un catalizador que genera una reacción química al contacto con las nubes que libera hidrógeno, y éste a su vez, al combinarse con el oxígeno de la atmósfera, produce agua o nieve, según la temperatura.
Esta no es la primera vez que el país genera precipitaciones artificiales.
Durante los Juegos Olímpicos de Pekín 2008 y la celebración del 60 aniversario de la República Popular China el 1 de octubre de 2009 utilizó este químico para asegurar el buen tiempo en estos dos eventos históricos.
Normal que me lo pregunte y, es más, que lo sospeche, ¿no?