domingo, 17 de enero de 2010

Allá donde fueres, haz lo que vieres (I)

El refrán dice así: “allá donde fueres, haz lo que vieres”. Y yo me pregunto: “¿siempre?”.

Si la respuesta es que sí, entonces debería empezar a practicar el popular arte del esputo. Digo arte porque aquí, en Beijing, y por extensión en toda China, se podría catalogar así por su tradición y el trabajo que conlleva. El salivazo pekinés, que es el que yo he conocido este fin de semana, es más complejo que el español. Mucho más. En España se escupe cuando, me imagino porque yo no lo practico, la flema merodea por la garganta, pero aquí no. Durante uno o dos segundos, el lugareño trabaja desde las entrañas nasales para hacer una bola en la campanilla y después lanzar el escupitajo como si de un misil se tratase. El concierto que dirige te permite saber en qué posición se encuentra la mucosidad. Parece más una costumbre que una necesidad. O ese espero, porque si no, es que andan todos muy constipados. Según tengo entendido, por una cuestión espiritual los chinos escupen porque no pueden dejar dentro de su cuerpo ningún tipo de toxina que en su mano esté el expulsarla. Y así, lo hacen con bastante frecuencia y sin ningún tipo de reparo. Curioso. “¿Que si me da asco?” No, me parece gracioso. Además, los mayores expertos en esta técnica se encuentran cerca de la zona antigua de Pekín, mientras que en la moderna, que es donde yo me voy a mover normalmente, no lo hacen con tanta frecuencia. Así que espero que pueda contestar que “no” a la pregunta.

Si tuviese que responder a esa misma cuestión para el caso de los baños públicos, creo que no me quedaría más remedio que decir que “sí”. Situación: Kentucky Fried Chicken (KFC) junto a la Plaza de Tiananmen el pasado sábado a la hora de comer. Por cierto, dato: era la primera vez que entraba en un KFC (la necesidad de comer algo que sabes lo que es y que sea barato te obliga a entrar en lugares que nunca antes te llamaron la atención). Como. Termino. Me pongo el abrigo, la bufanda, me cargo con la mochila y con la cámara, me deshago de la bandeja de la comida y voy al baño. Sorpresa. Los lavabos son comunes para hombres y mujeres. Bueno, diferente, pero no está mal. Los retretes: a la derecha los de los hombres, a la izquierda los de las mujeres. Entro. Fila de servicios con puerta. Todos cerrados menos uno, el último al fondo. Otro tiene la puerta entreabierta y dentro intuyo a una mujer agachada que casi está besando el suelo. “Estará recogiendo algo que se le haya caído”, pienso. Me dirijo al último baño y cuando veo lo que hay dentro decido que puedo esperar a llegar a casa y saciar allí mis necesidades. Dentro del servicio una placa de  cerámica con un agujero en el centro espera al próximo usuario. Viendo que tenía que ponerme como la mujer que yo había imaginado que estaba recogiendo algo del suelo, que iba cargada como una mula y que la letrina no estaba nada limpia, opté por aguantarme, ya que eso sí que me dio asco, tenía miedo a caerme y podía esperar a llegar a casa. Esta vez sí pude resistir, pero no sé si en la próxima ocasión lograré hacerlo, así que tendré que ceder. Eso sí, he de decir que en el resto de locales en los que he estado hasta ahora tenían el tipo de taza a la que todos estamos acostumbrados, que no quiero coger fama de categórica por contar la realidad a medias. Yo pongo ejemplo de todo.

Para la siguiente anécdota no puedo usar el condicional porque ya digo que con mi actitud he contestado que “sí” a la pregunta. El concepto de guardar fila y respetar el turno en ésta no existe en China. Este fenómeno también lo experimenté en el KFC (es que este lugar, sin nunca haberlo imaginado, fue un fiel reflejo de las arcaicas costumbres chinescas). Yo, acostumbrada a guardar la posición que te toca en la cola según llegas a un sitio, entré en el local y me puse a la fila, aunque no era una línea recta en realidad, sino un grupo de personas, pequeño, agolpado enfrente de los mostradores. Como un palo, me puse detrás de este baturrillo. Mientras me decidía por alguno de los menús fijándome tan sólo en las imágenes (porque todo estaba escrito en caracteres chinos) noté que dos personas, chinas, que habían llegado después que yo y que se habían puesto detrás de mí, poco a poco avanzaban hasta que se pusieron a mi altura. Les miré mosqueada y como esta canción ya me sonaba, di un pasito al frente. Marqué territorio y les quedó claro. A continuación llegó otro chino que se colocó detrás de mí. En cuestión de segundos, avanzó y se me acercó tanto que su pecho rozaba con mi mochila, me di la vuelta, le miré de forma descarada y di otro paso al frente. Me impuse otra vez. Y cuando llegó mi turno, me lancé como una bala al mostrador porque sabía que si no lo hacía, otro chino avispado se adelantaría. Aquí las colas van así y yo ya he cogido la práctica, o eso creo. En China es normal no guardar fila. Uno llega a un lugar y “tonto el último”. Por lo que he leído, nadie se molesta, incluso cuando hay empujones, que los hay (yo aún no los he visto), tampoco se enfadan.

Los chinos y su cultura, ¡qué peculiares!

Aún me quedan por contaros muchas posibles respuestas a la pregunta, pero lo haré en el capítulo II  y quizá, si lo hay, también en el III o incluso en el IV, quién sabe para cuántos episodios me dará esta experiencia. Espero que para muchos y que la respuesta sea “sí” porque eso significará que me estoy integrando.

11 comentarios:

  1. Buenos días pequeña,

    hemos estado cenando en casa con Rober, y ha comentado que ya habías escrito en el blog...y como fan nº 1 (aunque creo que tienes muchos!) me he puesto a leerte...aunque ya me sabía las anécdotas, me he reído muchísimo...ya sabes que yo también viví durante 5 días los esputos y empujones, y sí, son pecualiares...no encuentro otro adjetivo...

    que tengas un feliz día

    besitos y tequieritos,
    María

    ResponderEliminar
  2. Me acabo de leer los dos ultimos post! Que bien escribes (que envidia). Me encanta como te estás adactando y lo bien que llevas todo esto, o por lo menos así parece en los escritos, animo con los chinos son peculiares, pero interesantes.
    Y atrevete a probar las comidas de los puestos, que están muy ricas!!!

    ResponderEliminar
  3. Dios mío, te estoy imaginando mirando con cara de pocos amigos a los chinos de la cola... seguro que po un momento por los empujones llegaste a pensar que estabas en el metro de madrid (el que dicen que vuela!) en plena hora punta!!!

    Lo de los baños si es curioso, hace un par de semanas lo comentó en clase una profe del master y todos nos quedamos flipando. Ella estuvo allí 3 meses y dice que se acostumbró... asik ánimo por si las ganas apretas y tu casa no está cerca!!!

    Besots!!!!!!!!!

    ResponderEliminar
  4. ¡¡ Qué distintos somos!! Espero que te acostumbres pronto a esas "rarezas". Pero no hace falta que lleves el refrán a rajatabla.
    Muy bien escrito éste y el de grietas, preciosos.

    Muchos besos.

    Montse.

    ResponderEliminar
  5. Hola Eva¡¡¡
    Sin duda alguna esta entrada ha sido la mejor de todas.
    Si puedes cuelga alguna foto, porfi.
    Un besazo muy fuerte.

    ResponderEliminar
  6. Cris:
    Ya una semanita alli!!! seguro que al final te adaptas a todo y llegas a escupir como ellos jajaja.. si dices que no respetan las colas.. habra que ver a abuelas chinas en la parada del bus... tiene que ser un espectaculo!que te vaya todo genial!!
    un besazo enorme

    ResponderEliminar
  7. ¡¡Muchas gracias por comentar!!Así esto es más divertido.
    Antes de contestar cosillas, voy a pediros un favor, concretamente a las Cristinas. Sois varias las que estáis escribiendo y por vuestra forma de expresaros estoy casi segura de cuál es cada una, pero, porfi, si no os importa, identificaros. Por ejemplo, no sé, Cris-felina, Cris-cole, Cris-uni...como queráis, pero que sea algo característico.
    Y ahora contesto>
    Ayer ya probé comida de un puesto callejero porque iba con alguien que me recomendó que lo probase porque estaba buenísimo y sí, lo estaba. Eras unas especies de tortitas con huevo dentro y una salsa junto con lechuga y salchicha. Rico, rico.
    Lo de las fotos, don´t worry, que llegarán muy pronto.
    Y en cuanto a lo de la adaptación, pues sí, de momento lo llevo muy bien. Quizá ayude que no he parado en estos cinco días y no me ha dado tiempo a ponerme ñoña...en esta ciudad es imposible aburrise, sobre todo para el recién llegado porque hay tantas cosas que descubrir, aprender y de las que dejarte sorprender que...estás entretenido continuamente. Respecto a las costumbres, me las tomo muy bien y con humor porquehay que ser 'open minding', si no, me pudriría. Eso sí, hay algunas que no adaptaré porque hacerlas o no, no me van a aportar nada, como el escupir, vaya, jajajajaja!
    Seguimos in touch. Y me alegro mucho de que os guste como narro porque eso significa que no soy un peñazo, yuhuuuuuuuuuuuuu!!!!
    ¡¡Mmmuua!!

    ResponderEliminar
  8. Eva acabo de venir de comer y he leído tu historia sobre los esputos, y aparte de darme un asco que te pasas me he divertido mucho, sobre todo con lo de que puedes imaginar el recorrido del mismo...en fin, lo de colarse, será que son amigos de los italianos que ya saben que usan el mismo truco( quizá con un poco más de disimulo).

    Un consejo, si quieres acostumbrarte a lo de los esputos..piensa que escupir es bueno para la salud, cuando de pequeña te pones mala tu madre siempre te dice que echas las flemas. quizá por eso los chinos están tan delgaditos y sanos no???

    ResponderEliminar
  9. Con lo fino que queda escupir en un pañuelito y tirarlo... Yo no comparto ni lo de los esputos ni lo de no guardar fila. Aquí en México pasa al contrario, la gente hace fila (¿has visto? ¡ya no digo cola!) para cualquier cosa, con una tranquilidad y una resignación pasmosas. También puede llegar a ser desesperante, me imagino que es que estamos en los dos extremos del mundo y, en consecuencia, en las dos puntas de la cuerda.

    Muchíiiiiisimos besos

    ResponderEliminar
  10. Eva!!

    Dspués de leer tus impresiones sobre las costumbres de los chinos, entiendo un poco más el modo de ser de los de aquí. Siempre me fascinan y me parecen tan peculiares....

    Este post, super simpático, me he reído un montón, con lo del baño también. Aquí conozco un bar en que los baños son así, si a tu vuelta te has adaptado al peculiar urinario te lo enseño!!

    Deseando estoy la segunda parte!!!

    BSS

    ResponderEliminar
  11. Nena!!!
    Me encanta leerte, escribes genial!!!Parece que no tienes tiempo para absorverlo todo, pero no tengas prisa que con lo observadora que eres no tardar´´as.
    Me encanta que est´´es aprovechando tanto el tiempo, y las an´´ecdotas que nos cuentas..jajaja me he partido un rato!!!

    Que sepas que por aqu´´i se te echa bastante de menos!!!

    Muak!!

    ResponderEliminar