viernes, 15 de octubre de 2010

Impresiones agridulces


La tercera vez que le encarcelaron fue por colaborar en la redacción de un manifiesto político , la “Carta 08”, en el que él y otros 303 intelectuales pedían la entrada en vigor de derechos como la libertad de prensa y expresión, el pluripartidismo y la protección del medio ambiente, recogidos en la constitución china, pero violados por el propio Gobierno.

- Liu Xiaobo, Premio Nobel de la Paz 2010 -


En la madrugada del 4 de junio de 1989 germinó la primera condena a prisión, de dos años, de este escritor tras conseguir junto a otros tres activistas salvar cientos de vidas en las protestas estudiantiles de la plaza de Tiananmen que esa noche dieron fin con una matanza, la que se conoce como “Matanza de Tiananmen”.

Liu y sus tres compañeros negociaron una salida pacífica de la plaza de los manifestantes que se negaban a abandonar la protesta antes de que los tanques que llegaron allí terminasen con sus vidas. El escritor llegó a Tiananmen desde Nueva York, donde era profesor en la Universidad de Columbia, para liderar la huelga de hambre que protagonizaban los manifestantes.

En 1996 cumplió su segunda condena, de tres años, en lo que se llama “campo de reeducación laboral”.



La “Carta 08” se publicó en 2008 y el 25 de diciembre de 2009 Liu, ahora de 54 años, fue sentenciado a once de prisión acusado de “incitar a la subversión contra el poder del Estado”, una de las condenas más duras que China ha aplicado contra un activista. Y todo por pedir reformas democráticas en su país.



Una semana después del 8 de octubre de 2010, cuando Liu Xiaobo fue galardonado con el Premio Nobel de la Paz 2010, que lo dedicó a las “almas perdidas en el 4 de junio”, reina la alegría y el desconocimiento, el debate y la incertidumbre, la mentira, la verdad y la censura, el desafío.


Alegría de los que se nos puso el vello de punta cuando conocimos la noticia. Desconocimiento de los chinos que aún no saben que su compatriota es Nobel de la Paz porque el régimen se ha encargado de que no les llegue la buena nueva.

El debate que arranca cuando se conjetura sobre qué pasará ahora y qué ficha moverá China, si continuará como hasta ahora o relajará sus presiones y esto servirá para que inicie un camino hacia la democracia. La incertidumbre por no saber si pondrán en libertad o reducirán la condena de Liu Xiaobo o tendrá que permanecer incomunicado en una cárcel a 480 kilómetros de Pekín, ciudad donde vive su esposa, la poetisa Liu Xia, y por desconocer cuándo ella dejará de estar bajo un arresto domiciliario que comenzó el pasado viernes sin una orden de detención previa y si podrá recoger el premio el próximo 10 de diciembre en nombre de su esposo. Incertidumbre también por todos aquellos que forman parte del movimiento activista y estos días están siendo detenidos para, se entiende, tenerlos lejos de los periodistas.

La mentira del Gobierno chino cuando dice no conocer a Liu Xia. La verdad de la prensa internacional, responsable en este momento de que el mundo se entere de lo que está sucediendo porque si dependiésemos de lo que cuentan los medios chinos todos seríamos víctimas de la censura. Los medios de comunicación nacionales no han dedicado ni una sola línea o imagen a la concesión del premio para mantener a los chinos ajenos a la realidad, sólo un editorial trató el tema para calificarlo, entre otros adjetivos, de “guerra ideológica contra China”. Lo mismo sucede en Internet, ya que los empleados del Gobierno que se encargan de censurar la red tienen un nuevo objetivo: vetar las búsquedas relacionadas con las palabras Liu Xiaobo y Nobel de la Paz ¿Por qué han hecho eso? Me pregunto también qué es lo que les ha llevado a ocultar la verdad a los suyos, ¿una posible rebelión?

Y el desafío de China cuando acusa de “blasfemia” a la concesión del premio a Liu y dice que la entrega de este galardón a un “convicto”, tal y como llaman al escritor, demuestra “una falta de respeto al sistema judicial chino”. También desafío por parte de la comunidad internacional cuando el Instituto Noruego Nobel concede el premio a Liu después de que China presionase a esta institución para que no otorgase el galardón a ninguno de los disidentes chinos nominados o cuando otros países apoyan esta decisión. En respuesta, China llamó a consultas el pasado viernes al embajador noruego en Pekín, ya que acusa a Noruega de apoyar la decisión del independiente Instituto Nobel, dijo que las relaciones con el país escandinavo quedarán “dañadas” y hasta el momento ha cancelado varios encuentros ministeriales, entro otras medidas. Además, apuntó que todos los que aplauden la entrega del premio a Liu odian a China y se ponen de parte de la delincuencia que hay en este país.

¿Qué respuesta en acciones dará China ahora? Eso es lo que nos preguntamos todos. De momento, dentro del partido del régimen, el Partido Comunista de China (PCCh), ha habido movimientos. Un grupo de 23 veteranos del PCCh ha escrito una carta en la que piden al gobierno reformas políticas como la libertad de prensa y la libertad de publicación para las editoriales. El manifiesto circula por Internet, pero también está siendo víctima de la censura. Contrariedades dentro de la misma unidad, un asunto feo. La respuesta a esa pregunta, un misterio, como todo lo que se cuece en la cúpula de este país. La encontraremos con el paso de los días.

Y para vosotros, ¿qué es lo que queda en vuestro entorno sobre este tema una semana después de conocer la noticia?

Para terminar, algo que cuando lo leí me emocionó...

"Tu amor es la luz que atraviesa los muros y las rejas de la prisión, acaricia cada pulgada de mi piel, calienta cada una de mis células, me permite mantener mi calma interior". 2009, Liu Xiaobo a su esposa en la cárcel donde cumple condena.

viernes, 1 de octubre de 2010

El espectáculo

Imagínate que estás en Beijing de camino a un espectáculo. No es un espectáculo cualquiera. Es “El espectáculo”. Llevas meses preguntándote cómo será. El acontecimiento transcurrirá en una plaza, en la más grande del mundo. A una hora muy especial, las 06.08 de la mañana. Te despiertas a las 04.30 y sales de casa sobre las 05.15. Piensas que seguro que habrá gente que se ha despertado mucho antes que tú y que seguro que ya habrá llegado a la plaza. También piensas que cuando llegues allí a lo mejor hay tanta gente que no verás bien el escenario. No hay vuelta atrás. Tomas la bici y pedaleas rápido. No sabes hasta dónde podrás llegar rondando, todo depende de hasta dónde te deje llegar la policía.

Calles casi desiertas. Pocos coches. Algunos ciclistas. Menos peatones. Todavía es de noche. Restaurantes que abren. Banderas de China colgadas junto a las puertas de las casas, que varias de las que encuentras en tu camino ya están abiertas. Barrenderos. Asfalto mojado, y no porque haya llovido, sino porque acaba de pasar el camión cisterna. Prevés que el día será sucio, ya se nota la contaminación. El horizonte se desdibuja entre la polución.

Te parece raro que haya tan poca actividad. Pensabas que estas calles, próximas a la plaza, iban a estar llenas de gente caminado hacia tu mismo destino. Y de repente, una familia china te pregunta cómo llegar hasta allí. Y piensas, "esto va tomando forma".

Continúas pedaleando y cuando tomas la calle que te llevará directo hasta la plaza te topas con el gentío que esperabas haber encontrado en las avenidas pasadas. La policía y los militares han cortado la calle con coches y cintas y te indican por dónde tienes que ir ahora para llegar. Tras estos agentes de seguridad divisas a un grupo de militares extendidos en línea recta a lo ancho de la calle. Parecen estatuas. Apuestas a que no se mueven ni un milímetro. Son imponentes.

Tomas el nuevo camino y es entonces cuando te mezclas con la masa. Quieres ser rápido, falta poco para que den las 06.00, pero la gente te lo impide. Aun así, tú eres más veloz que ellos. Sus pies también caminan lo más rápido que pueden. Tanto que algunos comienzan a correr. El espectáculo está a punto de empezar y no quieren perdérselo. Ellos llevan, por lo menos, un año esperándolo.

Te dejan llegar con la bici hasta uno de los laterales de la plaza. Perfecto. Aparcas y tus pies se unen al caminar de los cientos que dejaste atrás y de los cientos que están por delante. Y es entonces cuando sucede lo que temías. Hay tanta gente que apenas ves lo que se cuece en el que podría llamarse escenario. Además, no os dejan entrar en la plaza, por lo que os tenéis que quedar en la calle que la rodea.

Sigues avanzando para intentar ver mejor, pero la cantidad de gente es tal que te es imposible saber lo que sucede y hasta caminar. Das marcha atrás. Encuentras un hueco, en la tercera fila desde la valla que hace frontera entre la carretera que da acceso a la plaza y la calle que pisas.

La gente de tu alrededor, niños, ancianos, jóvenes y adultos, mira hacia el fondo de la plaza. Sus rostros reflejan curiosidad, nerviosismo, emoción o pasividad. Muchos toman fotos, ya sea con cámaras profesionales, de aficionado o con las del móvil.

Y comienza el espectáculo. El himno suena y la bandera se iza. Es 1 de octubre, el Día Nacional en China. Tal día como hoy en 1949, Mao Zedong fundó la República Popular de China en la Plaza de Tiananmen y desde entonces este lugar tiene un gran valor simbólico para los chinos. Cada amanacer la bandera de China es izada y al atardecer bajada por una tropa del Ejército Popular de Liberación, momentos en los que en esta plaza suele haber más gente de lo habitual porque muchos quieren verlo. En el Día Nacional se supone que más personas acuden a esta ceremonia. Además, la exihibición militar y el despliegue de seguridad se multiplican. A partir de hoy los chinos gozarán de unos días de vacaciones con motivo de esta fiesta.




Desde tu posición no puedes ver muy bien lo que hay a los pies de la izada bandera de China que preside Tiananmen, pero te parece ver centenares de militares en formación y a ningún civil entre ellos.


Cuando termina el espectáculo crees ver a gente saliendo de la plaza y te preguntas a qué hora llegarían para que les dejasen entrar, pero no lo puedes asegurar. Luego piensas que no cuando ves que los cuerpos de seguridad no te permiten acceder a la plaza una vez izada la bandera. No estás seguro...

Nunca antes habías visto a tanga gente en los alrededores de Tiananmen. Eso y la cantidad ingente de militares es lo que más te sorprende, además de la hora, o por lo menos a mí, ya me diréis a vosotros. Una experiencia. La duda de hace meses ya se ha resuelto.






Son pasadas las 07.00. Tomas rumbo a casa. Montado en la bici dejas atrás a cientos que ondean pequeñas banderas de China. Y entre pedaleo y pedaleo al regreso las ganas de volver a dormir aumentan a cada segundo.

Dulces sueños.

P. D para los que leyeron la entrada anterior: parece ser que esta semana no se han lanzado cohetes. Mirad estas fotos, después del amanecer de hoy. Y si queréis, consultad este link para saber el nivel de contaminación en Pekín para hoy: http://iphone.bjair.info/